ANDRÉS OLLERO
No nos encontramos ante un libro de toros ni sobre toros, aunque el autor, hoy Secretario General del Instituto de España, enhebre su faena con metáforas taurinas. En realidad, lo hace en el campo abierto de los medios de comunicación, citando a una frase digna de comentario en ellos publicada y dibujando algunos lances que van engarzando párrafos. El resultado es una antología de afirmaciones que tuvieron en papel de prensa su momento de gloria y una colección de pases que integran una doble antología. Si atendemos a los títulos, brilla la metáfora taurina: A portagayola, Divisa y lámina, El espontáneo, Don Tancredo al volapié, Repertorio, Desecho de tienta, La coleta, Retirada etc. Si optamos por los subtítulos: Ciencia y convicciones, El celo sacerdotal de los incrédulos, Jueces justicieros, Ley de libertad religiosa, Pluralismo y verdad, ETA bajo del monte, Rubalcaba, Hacia el Tribunal Constitucional etc. Como sobrero, un apunte sobre un voto particular a la sentencia sobre la ley balear que pretendió desnaturalizar las corridas de toros. El contenido se muestra capaz de parar los relojes?