ROLDÁN BARBERO, HORACIO
De acuerdo al sentido literal de la palabra introducción, este libro pretende, justamente, eso: preparar a un determinado conocimiento. El conocimiento pretendido es, en este caso, la investigación criminológica. Dicha investigación necesita de un instrumental conocido con el nombre de métodos y técnicas.
En la literatura criminológica española hay algunos precedentes de trabajos sobre metodología general de la investigación. Un libro bastante voluminoso de Teresa Miralles, editado en México, en 1982, es la referencia al respecto. En los Manuales de criminología también se suelen tratar, en algún capítulo, las cuestiones metodológicas de la investigación. Particularmente es éste el caso de los Manuales de García-Pablos y de Garrido/Stangeland/Redondo.
La investigación es siempre un reto. Y más en un país dominado por una excesiva carga teórica. Pero un «practicismo» sin un bagaje racionalista y humanista conduce a productos excesivamente fríos. De ahí el compromiso por acompasar el conocimiento humanista con los instrumentos prácticos de la investigación.
Esta segunda edición que ahora se presenta es consecuencia del amable ofrecimiento que me hace Miguel Ángel del Arco, editor de Comares. Quiere decirse que la primera edición ha llegado a buen puerto. Agradezco a todos los lectores que se han asomado al contenido de esta obra. Siempre es grato saber que se escribe para alguien. Los trabajos académicos sufren, por lo general, una falta de comunicación tal que a veces se tiene la impresión de estar haciendo puzzles para el propio entretenimiento o para finalidades puramente corporativas.
Aprovechando la invitación del editor, he tratado de hacer algunas mejoras en el libro. En primer lugar, he reelaborado algunos capítulos sin alterar por ello la sistemática de la versión precedente. En segundo lugar, he tomado en consideración algunas aportaciones bibliográficas recientes así como algún cambio legal de cierta importancia llevado a cabo también en los últimos años. Y, en tercer lugar, he realizado un «peinado» general de la obra para eliminar alguna errata o gazapo, que siempre los hay.