SERRANO VÉLEZ, MANUEL
Marcelino Menéndez Pelayo fue, aparentemente, un indudable triunfador: estudiante aventajado, acaparador de premios, pensionado generosamente por el Ayuntamiento, la Diputación de Santander y el Ministerio de Fomento para ampliar estudios en el extranjero, escritor precoz y de éxito, catedrático de la Universidad Central a los 21 años, miembro de la Real Academia Española a los 24, de la de la Historia a los 26 y, posteriormente, académico de Bellas Artes y de Ciencias Morales y Políticas, figura disputada en los salones aristocráticos madrileños, diputado, senador, miembro del Consejo de Instrucción Pública, Decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Director de la Biblioteca Nacional y de la Academia de la Historia. Su nombre era, para una gran parte de la prensa y de la opinión pública, el sinónimo del sabio por excelencia y su consideración popular estaba incluso por encima de premios Nobel como Cajal y Echegaray. Ha sido definido como el máximo genio de la historia de la cultura española, pero también como un simple erudito de escaso talento, un incansable acarreador de noticias procedentes de obras no siempre leídas con atención. Se le presenta como un integrista feroz e intolerante o bien como un personaje liberal, a pesar de su catolicismo ortodoxo y de su ideología conservadora. Su obra sólo está viva y es influyente gracias a su innegable carácter de auténtico arsenal de datos eruditos de nuestra historia intelectual y religiosa. A pesar de su prestigio, la personalidad de Menéndez Pelayo sigue siendo hoy un enigma, una figura oscurecida por su fama y enmascarada por un absurdo anecdotario que gira en torno a su fabulosa memoria y su insólita precocidad. Menéndez Pelayo es mucho más interesante como hombre de lo que quieren que lo sea los que a fuerza de fervor científico han deshumanizado su obra. A pesar de lo difícil que resulta a penetrar en su intimidad, su vida normal, sus amores, es obligado preguntarnos hoy, ¿quién era verdaderamente Menéndez Pelayo? Este libro intenta responder a esa pregunta.