NAVARRO, SERGIO
La poesía española de la Transición se ve envuelta en una aporía: la necesidad de imaginar un nuevo modo de comunidad política y la dificultad que para esta imaginación entraña la crisis de la cultura humanista. Por una parte, la apertura democrática interpela a la poesía para que forje las imágenes, las formas y las palabras de un nueva comunidad política. La experiencia poética, sin embargo, aqueja la muerte del humanismo y, con este, la quiebra de la cultura como universo simbólico capaz de armonizar las ideas, los sentimientos y las acciones de los individuos y los grupos sociales. La historia demandaba las palabras y los imaginarios comunes que debían posibilitar el diálogo social, pero esta demanda apelaba a un género en bancarrota desde la Segunda Mundial, orillado a la periferia de la sociedad tardocapitalista y traumatizado por sus relaciones, conspicuas o desmoralizadoras, con la barbarie. Atenazada quizás en la pinza que forman la postmodernidad y la Transición en la España de la época, esta poesía brilla cuanto más se acerca a su límite. En efecto, la comunidad era un horizonte inasible, la utopía más íntima de estas ideologías poéticas. La poesía tiende hacia ella, la formula como un deseo, pero este deseo no puede realizarse. Es en la imaginación política donde se hacen más sensibles la necesidad que interpela a esta poesía, el deseo que la exige, los anhelos y las utopías que quedan solo unos pasos más allá de la palabra.