SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, JOSÉ
Desde mediados del siglo XVIII, las dimensiones de la ciudad de México y su creciente población se constituyeron en un serio problema para las autoridades capitalinas. Estas circunstancias desencadenaron un preocupante incremento de la criminalidad, de manera que los virreyes pronto se vieron en la necesidad que tomar medidas para atajar "los robos, muertes y otros delitos. por los muchos ladrones y facinerosos que en ella había". En 1782, el virrey Martín de Mayorga dividió la ciudad en 8 cuarteles mayores -subdivididos en 32 menores- con la finalidad de restablecer el orden público y ejercer un control más directo sobre la población mediante el aumento de las rondas nocturnas; de este modo, se pensaba llevar la justicia hasta el último rincón de la urbe. Cada noche eran apresados varias decenas de reos principalmente a causa de la embriaguez -elevada al rango de delito-, si bien la tipología delictiva abarcaba un amplio espectro de conductas (robos/hurtos, incontinencia, estupros, riñas.). El libro del profesor Sánchez-Arcilla nos presenta una nueva perspectiva -hasta este momento desconocida- de las verdaderas dimensiones de la criminalidad en la capital novohispana. Del mismo modo, procede a un minucioso análisis de la actuación jurisdiccional del corregidor y alcaldes ordinarios de la ciudad, quienes, mediante el arbitrio judicial, valoraban todo tipo de circunstancias -la etnia, el sexo, la edad, lugar de comisión, el estado civil o situación laboral de los reos- a la hora de dictar sus sentencias e imponer las correspondientes sanciones.