ROJO, MERCEDES G.
Por octavo año consecutivo, con motivo del Día de la Mujer, afrontamos el descubrimiento de otra leonesa ilustre que nos abandonó hace prácticamente un siglo dejándonos una increí-ble herencia en el mundo de la Educación, especialmente en lo referido al mundo rural y pensando sobre todo en las mujeres, para ella bastión incuestionable de la única posibilidad de cam-bio y de avance que tiene nuestra sociedad. Rompiendo moldes, superando barreras, ejerció con pasión y orgullo de maestra ru-ral en tierras de León y Asturias, animando a las jóvenes a estu-diar para no depender económicamente de los hombres (entre otras cosas); fue, además, la primera inspectora de Enseñanza Primaria que consiguió su puesto por oposición, un lugar des-de el que trató de mejorar las condiciones de las escuelas para niñas en Murcia y en León. Abogó por la Educación de Adultas y participó en la formación de nuevas maestras. Nos dejó, en numerosos escritos, sus ideas educativas, ideas muchas de las cuales aún se nos muestran de actualidad, dando una lección de coherencia a quienes hoy en día nos dedicamos de alguna forma a la educación, ya sea desde la escuela ya desde la familia.
Con este homenaje queremos agradecerle su legado e invitar a todo el público a descubrir a una mujer imprescindible entre nuestros posibles referentes. Como anécdota recordamos que ella fue la madre del dramaturgo Alejandro Casona, aunque, como descubriremos en estas páginas y él mismo aseguraba, tendríamos que decir más bien que él fue el hijo de Faustina Álvarez, una grandísima mujer a la que es imprescindible reivin-dicar hoy en día.