BARRAT ESTEVE, JORDI
El voto electrónico suele aparecer como remedio ideal para ciertos males que aquejan el sistema electoral español, singularmente en el ejercicio del derecho de sufragio por parte de los españoles que viven, temporal o definitivamente, en el exterior. La reciente ola migratoria ha acentuado además la urgencia por resolver de forma ágil tal escollo. Pero el voto electrónico topa demasiado a menudo con apriorismos que distorsionan su correcta aplicación. El libro pretende combatir tanto una cándida benevolencia, que ignora los peligros que entraña, como una férrea cerrazón, que impide valorar sus rasgos positivos. Las reflexiones teóricas y los datos empíricos ayudarán a la adopción de medidas más sensatas y fundamentadas.
El voto electrónico no es algo nuevo. Se utiliza en diversos países desde hace varias décadas y cuenta incluso con una dilatada historia en España, dado que las primeras pruebas piloto se remontan a 1995, durante las elecciones catalanas de tal año. Diversas razones han impedido que se haya implantado de forma plenamente oficial y vinculante, pero se ha aceptado para elecciones de carácter no político, como las universitarias, o en ámbitos privados, como en los colegios profesionales. El voto electrónico exige además una aproximación multidisciplinar ya que, además de los retos cibernéticos, su desarrollo adecuado también depende del marco legal aplicable, de medidas gerenciales apropiadas y, entre otros aspectos, de su adaptación a realidades sociológicas diversas.
El libro se aproxima al voto electrónico desde el Derecho. Autores españoles e internacionales analizan, por ejemplo, la protección de los datos personales o del principio de igualdad, la implantación del voto electrónico en estados territorialmente descentralizados, los mecanismos de observación electoral, la jurisprudencia constitucional relevante recaída ya sobre la materia en diversos países o, de modo más general, la relación entre derecho electoral y voto electrónico y sus perspectivas concretas de futuro en España. Todo ello se acompaña de un análisis técnico y otro sociopolítico así como de dos estudio de caso: Noruega, a la sazón una de las referencias principales en el voto por Internet, y Venezuela, donde la administración electoral ha gestionado el voto electrónico en el marco de una aguda polarización política.